Casi 30 millones de ciudadanos reconocen haber practicado alguna modalidad de juego al menos una vez al año, bien a través de operadores privados, bien mediante la oferta de operadores públicos como SELAE, ONCE o Loteries de Catalunya.
La práctica del juego es una actividad plenamente arraigada en la sociedad española desde hace siglos. La gran mayoría de personas identifican su práctica como una forma de socializar. España es uno de los países con menor tasa de juego problemático de Europa.
El Juego Privado en España realiza una importante contribución económica y social. Las empresas tienen una fuerte presión fiscal con elevados impuestos y tasas. Por ejemplo, un Salón de Juego paga, además de la tasa especial del juego, 4 actividades contempladas en el Impuesto de Actividades Económicas (IAE) cuando un establecimiento medio de España paga solo una.
El 98% de las empresas del sector son autónomos y PYMES, siendo un importante motor económico y de empleo para muchas localidades y regiones.
El sector contribuye a la generación del 0'45% del Producto Interior Bruto y supone más de 47.000 empleos directos y 175.000 empleos indirectos, aportando 1.341 millones de euros a las arcas públicas por impuestos indirectos. Todo ello aporta dinamismo, competitividad e innovación a nuestra economía.