Las empresas operadoras son acusadas de oscurecer deliberadamente los locales para que los clientes que accedan pierdan la noción del tiempo, pero la realidad es que las reglamentaciones autonómicas prohiben la visualización de interiores desde el exterior, lo cual acaba estigmatizando la actividad del establecimiento.
Es frecuente que se acuse a los establecimientos de juego de disponer de locales sin luz, con fachadas opacas y vidrieras oscuras, con la deliberada intención de hacer perder la noción del tiempo a los todos los clientes que acceden a su interior, incitando así, de cierta manera, al juego irresponsable.
Lo cierto es que esta condición estética es una obligación impuesta a todos los establecimientos de juego situados en el espacio público. La Administración no permite hacer publicidad de juego en el exterior de los locales, imponiendo “fachadas neutras”, prohibiendo el uso de imágenes, dibujos, letras o cualquier otro elemento gráfico en el exterior de los locales. Además, está prohibido que se vea lo que sucede en el interior, estigmatizando la actividad del juego.
El sector del juego privado siempre ha estado abierto a que sus establecimientos de juego cuenten con luz natural y escaparates que permitan ver lo que sucede en el interior, como cualquier otro negocio que cumple con todas las garantías legales y los máximos estándares éticos.