El legal manager de Grupo Vid, Alfonso García, enumera los buenos y malos ejemplos en una apretada, pero certera síntesis que realza “la necesidad de apurar la colaboración de las empresas con las Administraciones Públicas”.
Y es que se trata de reflexiones que no pueden obviar la hiperregulación de un sector regulado como el del Salón de Juego.
En la relación de ‘buenos ejemplos’ mencionó “la teletramitación, los devengos de la tasa de juego mensuales y diarios derivados de la pandemia, la necesidad de que las empresas ampliemos nuestra oferta de ocio (no sólo juego) para captar a más clientes, y los foros sectoriales que se han creado en diferentes comunidades autónomas para rebatir datos y no relatos”.
En la relación de ‘malos ejemplos’ citó la mala conclusión de la ley del Juego de Aragón, “que comportó la inclusión de novedades posteriores al período de alegaciones, la excesiva burocracia, que pueda cuestionarse el control biométrico en controles de acceso a locales de juego, y la cuestión de los medios de pago, que no es la mejor forma de garantizar la seguridad de los empleados, ni de hacer lo propio respecto de la libertad de gasto de los clientes de nuestros establecimientos”.