El primer martes de noviembre de 2022 es la fecha en la que la ciudadanía californiana se pronunciará sobre si legitima que los clubes de cartas quedan fuera de la posibilidad de comercializar este producto que se limitará a mayores de 21 años.
El intervalo hasta la celebración del referendum prevé ser muy intenso por los intereses que entraña la propuesta de centrar en tribus indígenas e hipódromos los establecimientos autorizados para la comercialización en exclusiva. La importancia es enorme porque California es sin duda el mayor mercado potencial estadounidense a gran distancia del resto de Estados.
California es sede de grandes equipos de las Ligas y numerosos centros universitarios con equipos punteros en diferentes disciplinas deportivas.
Las especulaciones sobre la repercusión de esta legalización no dejaron de crecer desde que a mediados de la pasada semana prosperó la iniciativa en los legislativos del Estado.
El lobby de las tribus indígenas ha sido enorme. Sus 18 tribus actuaron en coalición para aportar 1'4 millones de firmas el pasado mes de octubre a favor de avanzar en esta dirección: el requisito para promover la iniciativa se limitaba a 1 millón. Un logro porque superó incluso las restricciones derivadas de la Covid.
En el plano fiscal el proyecto sitúa el tipo en el 10% sobre win de las apuestas deportivas y de las apuestas a carreras de todo evento. El destino de los ingresos fiscales sería finalista: seguridad pública, programas de salud mental, educación y costes relacionados con la regulación de la actividad de Apuestas.
Además, los casinos de las tribus indígenas incorporarían en su oferta los dados y la ruleta como complemento adicional en su oferta de juego.
La ciudadanía de California ha votado tres veces anteriormente con vistas a la legalización de determinados productos de juego: creación de una lotería estatal (1984) y autorizaciones para explotaciones comerciales de juego a tribus indígenas (1998 y 2000).