La patronal, escéptica ante eventuales iniciativas autonómicas que reactiven al sector, reconoce que las diferentes versiones del bingo están ayudando al mantenimiento de la apertura de los establecimientos en estas semanas de pandemia.
El mensaje pesimista que trasluce el comité directivo de CEJ reunido el jueves y que transmite públicamente en sus últimas reuniones no está impidiendo que desde la Confederación sigan defendiendo ante las autoridades autonómicas que el bingo tradicional no puede soportar una presión tributaria superior al 10%. "Son las modalidades alternativas de bingo electrónico las que estén contribuyendo en tiempos de grandes estrecheces", explica Fernando Henar.
En efecto, las pérdidas de ingresos de las salas acumulan cerca de 1.000 millones de euros, la caída de ventas en 2020 fue del -53%... "El margen de maniobra del sector del Bingo es mínimo y tenemos que aprovechar los escasos resortes que la regulación capacita. Tenemos que seguir apostando por el bingo electrónico de sala (BES) que ya se ha instalado en 10 comunidades autónomas en los últimos 5 años", señala Henar.
"Muchas salas siguen abiertas gracias a las diferentes versiones del bingo. En algunas el BES ha sustituido al tradicional, en otras se complementa con el bingo electrónico de red. Pero no nos queda otra que rcurrrir a lo que funciona".
La próxima implantación del BES en Aragón elevará a 10 las comunidades con esta modalidad desde que en 2015 País Vasco y Canarias la pusieran en marcha. Madrid implantó el dinámico en 2017, La Rioja el electrónico mixto en 2017, el derivado en Asturias llegó en 2018, lo mismo que el mixto en Extremadura, y los más recientes: el BES en Cantabria y el electrónico de Andalucía en 2019, y el BES de Castilla y León en 2020. La tributación se mueve en una horquilla de entre el 20 y el 25%, aunque Canarias lo sitúa en el 37'4% y Cantabria en el 15%.