El sociólogo Gómez Yáñez anima a las empresas y profesionales, y a sus representaciones patronales a trasladar a la opinión pública un mensaje homogéneo, pero sobre todo a cuidar la semántica sectorial.
Constructiva y pedagógica aportación de José Antonio Gómez Yáñez en el Expo Congreso de Torremolinos en su ponencia sobre 'las palabras que funcionan y que no funcionan en el sector'. En una sociedad y en una política movidas históricamente por percepciones, tan crucial es lo que emiten los exponentes empresariales del sector como lo que perciben la opinión pública y las Administraciones.
El ejercicio de Gómez Yáñez se apoyó en numerosas reflexiones que en otros órdenes de la vida adquieren igual relevancia, pero que pueden perfectamente encajar en el discurso a transmitir respecto del juego de entretenimiento presencial sometido a un claro hostigamiento en los últimos años. Frase como "No es lo que dices, sino lo que la gente oye (o las Administraciones)", en boca del consultor político y empresarial, Frank Lutz, que es también el autor de 'Palabras que funcionan'. Pero igualmente válida es la recurrente de Alex Grijelmo: "La misma realidad se puede transmitir de diferente manera en función de los vocablos que la nombren".
Gómez Yáñez critica que desde el sector "pueda aceptarse el lenguaje creado por otros". Insta a la "disciplina del mismo para recuperar el control sobre su lenguaje" y en ese sentido recuerda la existencia de 8 consultoras trabajando actualmente para el conjunto del sector, "lo que a menudo está provocando la emisión de mensajes contradictorios" (...)
"Animo a que el sector defienda su actividad a partir de los numerosos estudios que en los últimos años ha impulsado y que son una fuente fidedigna del entorno en el cual se mueve".
Precisó que "todos los sectores tienen problemas. El automovilístico no vive obsesionado por el hecho de que cada año mueran personas en las carreteras; son los adversarios del Juego quienes han conseguido elevar a ese escenario una terminología contraria". Gómez Yáñez recupera, por ejemplo, la visión "extremadamente negativa acerca de los empleados de las empresas del sector que recoge la reciente ley del Juego valenciana. Señala que 'el jugador no puede ser presionado'... Les animo a que cuiden y mucho la imagen de sus clientes y de sus empleados", apostilló.
En efecto, la terminología es capital para Gómez Yáñez. Aconseja huir del término 'jugador' y apostar por 'cliente' y lo contrapone recuperando la circunstancia que la hostelería nunca se refiere a su cliente como 'bebedor'. Anima igualmente a potenciar la familiaridad y sociabilidad que se crea entre empleado y cliente en las salas de bingo.
Lamenta la asimilación creciente en las leyes y reglamentos del término 'máquina de juego' cuando a la B instalada en el bar le están sustrayendo el concepto 'recreativo con premio limitado' que es su esencia en las mismas normas. Sin duda, esa referencia a 'máquina de juego' es el primer paso en el camino de la restricción".
Lo mismo ocurre respecto del 'juego patológico'. "Hay que huir de esa expresión y abogar por 'trastorno de juego'.
Tampoco utilicen 'prevalencia' y sí 'estudio sociológico'. Rechacen la dualidad 'público/privada': la opinión pública no identifica esas acepciones; chocar con 100.000 euros de inversión publicitaria (en alusión a SELAE y ONCE) es una tarea harto compleja. Jugar es normal porque el 80% de la población española lo hace. Hay que trasladar la idea de que jugar es positivo, genera puestos de trabajo (con una gran feminidad en sus plantillas), entretenimiento, socialización...
Su industria es fundamental en la España del ocio y el turismo. Proporcionen información regular de todo ello".