El acuerdo bilateral alcanzado por el Gobernador Ron DeSantis el pasado viernes tendrá que franquear el eventual recurso ante el Tribunal Supremo de Florida e incluso de los ciudadanos, que podrían rechazarlo en un referendum.
El 'acuerdo exclusivo' capacita a los casinos de la tribu semínola la oferta de apuestas deportivas de carreras de caballos y galgos, y de pelota en la región meridional de Florida y en el área de la ciudad de Tampa. Además, les permite incorporar dados y ruleta en sus 7 casinos, entre ellos el emblemático Hard Rock en las cercanías de Fort Laderdale.
Según el Gobernador DeSantis, el acuerdo creará más de 2.200 empleos. "Es un 'compact' histórico por 30 años que expande las oportunidades económicas, turísticas y recreativas, y apuntala un éxito tributario con la consiguiente repercusión favorable para los habitantes de Florida y de los semínolas", dijo al anunciar este compromiso.
Sin embargo, se trata de un acuerdo arriesgado. El próximo 17 de mayo veremos el primer ejemplo cuando sea debatido en el legislativo de Florida en una sesión especial. Incluso los republicanos (a los cuales pertenece el Gobernador) han dicho que "examinarán el alcance del acuerdo y el destino de los ingresos: queremos conocer el demonio en detalles", afirmó el congresista Joseph Geller.
El 'compact' que mantenían los semínolas con el Estado y que les proporcionaba derechos exclusivos sobre ciertos juegos venció en 2015. Desde entonces la intensidad del enfrentamiento ha sido notable, revelando la fuerte presión desempeñada por los lobbys de semínolas y Disney, que siempre han querido preservar sus áreas de influencia evitando la inclusión de nuevos competidores, tal como quedó de manifiesto en 2018. Apenas unos días atrás nos referimos a las tentativas demomento frustradas para hacerse con una licencia de casino el club de golf que fuera propiedad de Donald Trump en el Fontainebleau Resort de Miami.