El artículo 7.5 prohibe en las fachadas de locales de juego y apuestas (incluidas cristaleras, ventanas y puertas) imágenes que inciten al juego o de elementos de juego, elementos lumínicos que no sirvan de señalización de entradas o de salidas o que no se ajusten a la preceptiva normativa municipal al respecto”.
La petición de SAREIBA al Govern balear, personificado en el director General de Comerç i Empresa, José Antonio Caldés, era promover una modificación que eliminara la mención a elementos lumínicos que no sirvan de señalización de entradas o salidas.
Y es que la consecuencia directa no sólo para los Salones de Juego, sino para todo tipo de establecimiento de juego en Baleares significa prohibir la iluminación de todas las fachadas de locales de juego en los que no exista una entrada o salida.
Tal como explicaron fuentes de SAREIBA en la revista Joc Privat (JP382/Diciembre 2023), “se trata de una medida que no protege interés alguno y su implementación ha exigido costosas obras de reforma de toda la iluminación de las fachadas de todos los locales de juego, además de quedar a oscuras todas aquellas fachadas donde no haya una puerta de entrada y/o salida".
Otra de las peticiones que fue trasladada al Govern balear por SAREIBA y cuya aplicabilidad deriva de la ley del Juego de abril de 2023 se refería al desbloqueo de la imposibilidad de un traslado o desplazamiento de un establecimiento de juego con garantía de respetar la distancia estipulada. La entidad empresarial pedía enmendar el artículo 3.2 “porque la redacción de la ley impide de facto que pudiera procederse a un desplazamiento o traslado del local porque las limitaciones del artículo 3.1 lo impiden en razón de una extinción del contrato de alquiler o similar, circunstancias que son ajenas a la voluntad de la empresa del establecimiento”.
Las dos peticiones fueron expuestas a Caldés en las reuniones mantenidas, pero desde el Govern no se ha dado respuesta alguna que resuelva estas contradicciones que promovió la ley del Juego, cuya tramitación se guió en general por el ya archidemostrado sesgo ideológico de la Vicepresidencia del Ejecutivo balear personificado entonces por Juan Pedro Yllanes.