Alberto Garzón se supera en el disparate y la excentricidad al asegurar "evidencias científicas de que la cercanía de casas de apuestas y salones de juego repercute en el rendimiento académico de los menores"
Afirmación que no acompaña, como es desafortunadamente norma de la casa, de argumento alguno, pero que intenta afianzar un nuevo mantra que sirva de referencia en el mantenimiento de su cruzada apologética contra el sector del juego de entretenimiento presencial de titularidad privada.