La viceportavoz del PP, Paula Prado, recuerda la tramitación de un proyecto ley resultado del trabajo en los últimos años frente a un texto presentado por los socialistas que "no vale para nada".
De hecho, el PP ha aprovechado el debate para defender el anteproyecto de ley aprobado por el Consello de Gobierno la pasada semana y que en breve llegará al legislativo en una sesión que fue seguida en directo en el hemiciclo por el consejero de Presidencia de la Xunta, ¿¿Diego Calvo. En varias ocasiones Prado animó a los socialistas a presentar enmiendas al texto que en breve iniciará la tramitación y "alcanzar un consenso".
Criticó que la propuesta socilista no incluye un límite numérico para los establecimientos de juego. Recordó que la propuesta de cambio legislativo comenzó a gestarse cuando fue incluida en el programa electoral del PP en las elecciones autonómicas de 2016. "En absoluto nace copiada de los socialistas", recriminó.
Lo que ayer dijo el diputado socialista Julio Torrado no puede por menos que causar asombro. Aseveró que 1 de cada 4 menores han apostado dinero en Galicia, aunque no refirió el estudio e hizo extensivo esa circunstancia a los "jóvenes". Igualmente pidió que el 1% de las tasas del sector tengan por destino la prevención.
En sus propuestas los socialistas se han subido al carro de limitar temporalmente autorizaciones hasta el punto de sugerir 5 años, además de la capacidad de los ayuntamientos "para restringir su apertura en situaciones justificadas". Por supuesto, ni una palabra a los juegos de la ONCE, ni de SELAE.
Desde el BNG ninguna sorpresa: "El juego es un problema muy grave de salud pública", afirmó Iria Carreira. Y fue más allá afirmando que "el 2% de los jóvenes podrían tener ya problemas de juego patológico en Galicia".
Las afirmaciones realizadas en el día de ayer vuelven a obligar al conjunto del sector en Galicia a un inmenso ejercicio de pedagogía entre los grupos parlamentarios sobre el alcance de la industria del juego de entretenimiento presencial de titularidad privada. El desenfoque que están presidiendo numerosas intervenciones es tan elevado que muchas de ellas traspasan la extravagancia.