Asegura el artículo firmado por David S. Olabarri que "se trata de máquinas, cuyo problema es que sus características técnicas las sitúan en una especie de limbo legal".
La equívoca y errónea información asegura que este tipo de máquinas ('tragaperras' es el término en la noticia publicada en El Correo) "permite apostar y ganar mucho más dinero que con los recreativos tradicionales". Y acto seguido señala que "las convierte en un peligro mucho mayor que las tragaperras clásicas". Es decir, transmite una información según la cual en Euskadi un determinado porcentaje de las máquinas recreativas con premio limitado allí instaladas han sido colocadas y explotadas comercialmente sin control alguno, incluso como si se tratara de máquinas que ofrecen un programa de premios superior al autorizado cuando las BH (porque se está refiriendo a este tipo de producto limitado a hostelería) estipula un máximo de 500 euros, 'puntos' incluidos.
Es más, ni corto ni perezoso habla que el Consejo Vasco de Juego pretende 'regular' este tipo de producto BH. Porque el articulista habla igualmente "de 'trampa' que permite saltarse los límites".
Más allá de la información de El Correo, lo cierto es que el Gobierno Vasco en los últimos meses se está concentrando en enviar mensajes que en absoluto ayudan a transmitir esa imagen de transparencia y colaboración que el sector en su conjunto viene esforzándose y supuestamente la Administración vasca también. Este artículo es un ejemplo más de cómo cargar el peso de la culpa en el sector cuando en las últimas semanas se está trabajando en un proyecto de Orden, pero no puede olvidarse que las máquinas recreativas instaladas en Hostelería objeto del aparente problema han sido previamente autorizadas en base a una homologación que acreditan los fabricantes y cuya gestión incluye una tasa administrativa que percibe la propia Administración vasca.
Si en los últimos meses el Gobierno Vasco interpreta que es preciso corregir características técnicas, está legitimado a hacerlo, pero desde la coherencia en la actuación y no situando ese 'peso de la culpa' en el sector, que además ahora recibe con el artículo de El Correo un nuevo rejonazo absolutamente injustificado, que como es habitual en este tipo de informaciones mezcla establecimientos de juego (Salones) y establecimientos de hostelería. Y a su vez, de manera maniquea mezcla en la información opiniones de una asociación de ayuda a afectados por juego patológico.
Y es que parece que todo vale.