El bienio pandémico 2020/21 repercutió duramente en el rol de la B1 en Hostelería, pero 2022 y 2023 afianzaron valores sostenibles apoyados también por el rol de complementariedad asumido por la B5 o light.
Los 1.815 establecimientos de hostelería que concluyeron 2023 con al menos una máquina B1 instalada en su interior revela un indicador a la baja, pero que puede considerarse mínimo tomando la referencia de los 1.867 bares, restaurantes, cafeterías y asimilados que incluían una máquina B1 o B5 al término del anómalo 2020. Es decir, en los cuatro años que abarca el período 2020/2023 estaríamos hablando de una brecha a la baja de -52 locales de hostelería con máquina B instalada.
Curiosamente el número de establecimientos de hostelería autorizados para instalar máquina B en Cantabria observó un incremento interanual al pasar de 4.074 en 2022 a 4.104 en 2023.
Si el análisis es realizado sobre el parque B efectivamente instalado en Hostelería, tampoco el diferencial a la baja en los últimos cuatro años puede considerarse discreto. 2020 concluyó con un parque B1 instalado en Hostelería de 2.322 unidades a las que habría que sumar las 30 B5 o light, cuyo jackpot y presión fiscal es inferior a las B1. Transcurridos tres años desde entonces, el parque B1 instalado al término de 2023 era de 2.278, cifra a la que añadir 51 B5, lo que significa un total de 2.329 unidades en total. Es decir, el período 2020/23 reflejó una pérdida de -23 unidades.