Los ingresos del juego de entretenimiento presencial privado cayeron a la mitad en 2020, lo que repercutió en "un daño en toda la cadena de valor del sector", destacan los autores que también ponen el acento en "la incertidumbre regulatoria" en la que está inmersa el sector.
José Antonio Gómez Yáñez recordó durante la presentación que "el sector ha sido uno de los más dañados por la Covid19 y por las medidas restrictivas de movimientos y acceso a locales. Ha sufrido con la misma magnitud que todos los sectores del entretenimiento como cine, teatro, hostelería, etc porque vive de sus clientes". Un dato cuantitativo muy revelador es que de representar el 0'8% del PIB por consumo, el sector ha pasado a significar el 0'6%.
La repercusión ha afectado a todos los ámbitos. "Si en un año normal las máquinas B o recreativas con premio limitado instaladas en los bares sostienen el equivalente de 53.000 empleos en la Hostelería, en 2020 ese sustento se redujo a 22.551.
La incidencia naturalmente también lo fue por la vía impositiva como bien conocen los lectores de la revista Joc Privat. Una contribución en 773 millones de euros que gravitan directamente sobre las empresas privadas del juego de entretenimiento presencial u online, cifra que representa el coste de 14.778 trasplantes renales y 9.405 de corazón y el mantenimiento de 9.500 kilómetros de autovía.
El 42'9% de los ingresos de las empresas del juego de entretenimiento presencial en 2020 se destinó a impuestos especiales o al pago de impuestos generales sobre las empresas.
El Online no creció, como consecuencia directa del abrupto descenso del Presencial porque su cuantía de juego ral pasó de 775 millones de euros en 2019 a 882 millones en 2020.
Los ingresos de SELAE y ONCE se vieron menos resentidos que los del juego de entretenimiento privado presencial.