Se trata de una anomalía adicional que afronta la Red Comercial de Correos, miembro del Canal Físico Complementario de la ONCE, al cual también se adscriben estaciones de servicio y cadenas de consumo.
Acceder a una estafeta de Correos significa adentrarse en un espacio repleto de publicidad estática sobre los juegos de la ONCE distribuida indiscriminadamente por la instalación, incluida la ventanilla de atención.
Sin duda se trata de una esas rarezas a las que hemos tenido que habituarnos y que forma parte de la 'política de normalización' que desde la Administración española se ha pretendido afianzar respecto de la oferta de contenidos de la ONCE.
La anomalía en sí misma se acentúa más si cabe cuando quien solicita el servicio de Correos es menor de edad o ese menor acompaña a un adulto. ¿Sabe el personal de Correos que al menor o al adulto acompañado de menores no les puede ofrecer ese tipo de productos de juego de la ONCE para optar al millonario sorteo de tal fecha? ¿Tiene la ONCE un protocolo, del cual haya hecho partícipe al personal de Correos, sobre cómo actuar cuando se plantea un supuesto de tal naturaleza? ¿Cuál es el plan de 'juego seguro' que puede aportar la ONCE en estos supuestos?