La interiorización del rol del menor de edad respecto del comportamiento ante la lotería sigue siendo asignatura pendiente en la sociedad, administraciones de lotería y medios de comunicación en general, pero sobre todo para las autoridades.
El planteamiento que trasciende la noticia publicada en el digital ‘El Español’ sobre la elección del número del décimo del Sorteo de Navidad por una niña menor de edad en revelación efectuada por la propia madre, feliz al saber que le ha correspondido uno de los grandes premios, pone de manifiesto una vez más la dificultad de interiorizar que los menores de edad tienen prohibido flirtear con el juego de azar.
El caso desvelado por ‘El Español’ también pone en cuestión el tacticismo hipócrita que sigue transmitiendo el Gobierno de España en su diferenciación de trato, según el titular de la gestión operativa del juego sea público o privado.
Probablemente la señora protagonista perciba el premio sin mayores problemas por mucho que la elección del número afortunado lo fuera por una menor que acompañó a la madre a la administración de lotería, pero en el ejercicio de mentalización resulta un buen ejemplo de lo mucho por recorrer en este ámbito sin que para su logro sea preciso mediar con diferenciación según el operador.
El Gobierno de España y los autonómicos tienen que aprender a averiguar a qué juegos verdaderamente se refieren los menores de edad que afirman sin rubor en las supuestas encuestas promovidas (y que se multiplicarán en los próximos meses) que apuestan con dinero a plena normalidad. Lo contrario es sinónimo de seguir sembrando dudas acerca de las empresas que despliegan su actividad desde la legalidad. A estas Administraciones también corresponde interiorizar esta máxima.