Las palabras de Alberto Garzón en Córdoba, que buscaban ahondar en el dramatismo social, tienen un efecto boomerang que simbolizamos en las reacciones acerca de distinta consideración, pero en todo momento causando un sonrojo irritante por proceder de un cargo ministerial.
Adjuntamos hazmerreír y decepción (seguramente a partes iguales) en la reacción de las declaraciones del ministro, valiéndonos de la cuenta de Twitter de la agencia Europa Press.
Verán reacciones muy dispares, pero su denominador común es la percepción negativa de las aptitudes personales de este alto cargo del Gobierno de España. Las que hacen chanza contraponiendo las 'evidencias' de Garzón y el hecho que el Gobierno haya decidido suspender los exámenes de recuperación en la ESO y permitir el paso de curso con asignaturas suspendidas; las que bromean con las cafeterías en las universidades, como claros causantes de "una merma en el rendimiento académico", circunstancia que todavía no habría sido advertida por el ministro; las que muestran vendedores de la ONCE ofreciendo en las calles sus juegos; las que ironizan sobre el efecto de las luces de neón que causan en los menores cuando pasan cerca de un establecimiento de juego; las que directamente dudan de la salud mental del autor de tales afirmaciones...