La revocación de la licencia a Vivaro Gaming se sustentaba en que no había iniciado su actividad comercial en el margen de un año desde su adjudicación, tal como prevé la normativa.
Vivaro Gaming justificó el retraso en el hecho que parte de su plantilla se había visto afectada por la Covid y en las condiciones generadas por la crisis pandémica. Otra razón argumentada remitía al país donde radica la sede central del operador: Armenia, ya que al menos 50 integrantes del plantel habían sido movilizados por el ejército a raíz de las hostilidades en el conflicto bélico con Azerbayán. En definitiva, Vivaro Gaming argumentó que era más razonable buscar otro momento para emprender sus operaciones comerciales.
Spelinspektionen, el ente regulador, decidió revocar la licencia del operador sin optar por acometer un 'aviso' en primera instancia, que era una alternativa admitida en el marco regulatorio sueco.
El fallo conocido ahora estima que la decisión de Spelinspektionen fue desproporcionada.