Al igual que en otras comunidades autónomas, el cierre de establecimientos de hostelería ha penalizado las instalaciones del parque B1 y B5, principalmente en el bienio 2019/20.
Concluido 2022 ya es posible evaluar la dimensión del impacto en la Hostelería cántabra y la empresa operadora de Máquinas B de los cierres y restricciones horarias y de aforo que en esta comunidad uniprovincial fueron especialmente severos por la sostenibilidad en el tiempo de las medidas aplicadas.
Al término de 2019 eran 1.975 los establecimientos de hostelería en Cantabria que disponían de al menos 1 máquina B en su interior. Finalizado 2022 esa cifra se redujo hasta los 1.824 bares, cafeterías, restaurantes y asimilados. Es decir, el período pandémico se ha saldado con la desaparición de 151 establecimientos.
No obstante, la buena noticia es que 4.074 establecimientos de hostelería mantenían al concluir 2022 la autorización para instalar al menos 1 máquina B, lo que invita a pensar que a lo largo de 2023 algunos de ellos incrementarán presumiblemente esa relación.
El descenso de unidades B1 y B5 como consecuencia directa de la desaparición de locales de hostelería es un hecho. El cuatrienio 2019/22 ha supuesto una pérdida de 370 unidades, que en líneas generales coincide con la desaparición de locales de hostelería en este tiempo.
En 2019 el parque B1 instalado en hostelería era de 2.670 unidades. El terrible 2020 deparó el mayor socavón al causar la pérdida de 348 unidades y llegar a las 2.322 unidades instaladas. Los siguientes dos ejercicios se logró una sostenibilidad que al finalizar 2022 ha consolidado al sumar 2.283 máquinas B1 en hostelería, y otras 46 B5 o light, es decir, 2.329, un registro prácticamente idéntico al de finales de 2020: lo que se perdió en aquel fatídico 2020 no se ha recuperado todavía.